Claves de la crianza oxidativa vs. reductiva: dos caminos para el vino
En el mundo del vino, la crianza no solo consiste en “esperar”. Es un arte en el que el enólogo decide cómo, dónde y bajo qué condiciones va a evolucionar el vino antes de llegar a tu copa.
Dos caminos fundamentales son la crianza oxidativa y la crianza reductiva. Cada una imprime un estilo, unos aromas y una personalidad completamente distintos.
¿Qué significa crianza oxidativa?
La crianza oxidativa ocurre cuando el vino tiene un contacto controlado con el oxígeno durante su maduración.
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Cómo se logra: en barricas viejas y porosas, en toneles grandes o incluso bajo velo biológico (como en Jerez).
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Qué aporta:
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Aromas de frutos secos, nuez, almendra.
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Notas de caramelo, miel o especias.
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Colores más oscuros: dorados intensos en blancos, tonos teja en tintos.
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Ejemplos: Jerez, Oporto, Madeira, algunos vinos blancos de Jura (vin jaune).
👉 La oxidación, en lugar de considerarse un defecto, aquí se convierte en el alma del vino.
¿Qué significa crianza reductiva?
La crianza reductiva es lo contrario: el vino se mantiene en un ambiente sin oxígeno, protegido, generalmente en depósitos de acero inoxidable o en botella.
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Cómo se logra: recipientes herméticos (acero, cemento con recubrimiento, ánforas cerradas).
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Qué aporta:
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Aromas más frescos y primarios (fruta, flores, cítricos).
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Colores brillantes y vivos.
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Vinos con tensión y energía en boca.
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Ejemplos: Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda, Riesling alemán, espumosos antes del degüelle.
👉 La ausencia de oxígeno preserva la frescura y la juventud del vino.
Crianza oxidativa vs. reductiva: tabla comparativa
| Característica | Oxidativa 🍷 | Reductiva 🥂 |
|---|---|---|
| Contacto con oxígeno | Sí, controlado | No, protegido |
| Aromas | Frutos secos, miel, especias | Fruta fresca, flores, cítricos |
| Colores | Dorados, ámbar, teja | Brillantes, limpios |
| Textura | Compleja, envolvente | Tensa, vibrante |
| Ejemplos | Jerez, Oporto, Madeira | Riesling, Sauvignon Blanc, espumosos jóvenes |
¿Existen vinos con ambas crianzas?
Sí, y ahí está lo fascinante. Muchos vinos combinan momentos de contacto con oxígeno y fases reductivas:
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Un tinto de crianza en barrica: primero oxidativa en madera, luego reductiva en botella.
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Un Champagne de larga crianza: reductivo bajo la corona de la botella, pero con notas oxidativas si pasa mucho tiempo sobre lías.
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Algunos vinos modernos de ánfora: juegan con microoxigenación natural a través de la cerámica.
¿Qué estilo prefieren los wine lovers?
Depende del paladar y del momento:
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Si buscas intensidad, complejidad y notas profundas, los vinos de crianza oxidativa son un viaje sensorial único.
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Si prefieres frescura, ligereza y expresión frutal, los reductivos son tus mejores aliados.
Conclusión
La crianza oxidativa y la reductiva son dos caminos distintos que llevan al vino a destinos muy diferentes: uno hacia la complejidad y la madurez, otro hacia la frescura y la vivacidad.
La próxima vez que tengas una copa en la mano, pregúntate: ¿qué camino recorrió este vino antes de llegar hasta aquí?
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