El pH y la acidez en el vino: la ciencia detrás de la frescura
Cuando hablamos de un vino “fresco”, “vibrante” o “crujiente”, en realidad estamos hablando de acidez. Detrás de esa sensación que hace salivar y da vida a la copa, hay una combinación de ácidos naturales y un factor clave: el pH del vino.
En este artículo te contamos cómo la ciencia de la acidez y el pH influye en el sabor, la textura y la capacidad de guarda de los vinos.
¿Qué es la acidez en el vino?
La acidez proviene de los ácidos orgánicos que se encuentran naturalmente en la uva:
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Ácido tartárico → el más importante y estable en el vino.
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Ácido málico → aporta frescura (como la manzana verde).
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Ácido láctico → aparece tras la fermentación maloláctica, da suavidad.
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Ácido cítrico → en pequeñas cantidades, añade vivacidad.
👉 Estos ácidos no solo definen el sabor, también ayudan a conservar el vino y a mantener su color brillante.
¿Qué es el pH del vino?
El pH mide la concentración de iones de hidrógeno en una solución. En términos simples: cuánto “ácido” o “básico” es un líquido.
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Escala: va de 0 (muy ácido) a 14 (muy básico).
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Los vinos suelen estar entre 2.9 y 4.0.
👉 Cuanto más bajo es el pH, más ácida (y fresca) es la sensación en boca, y más protegido está el vino frente a oxidaciones y microorganismos.
Relación entre pH y percepción de frescura
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Vinos de pH bajo (2.9 – 3.2) → blancos y espumosos: vivos, tensos, con mucha frescura. Ejemplo: un Albariño o un Champagne.
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Vinos de pH medio (3.3 – 3.5) → tintos equilibrados y algunos blancos con crianza. Ejemplo: un Rioja crianza o un Chardonnay de Borgoña.
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Vinos de pH alto (3.6 – 4.0) → tintos maduros y cálidos: más redondos pero menos frescos. Ejemplo: un Shiraz australiano o un Zinfandel californiano.
Cómo influye la acidez en la experiencia del vino
🍷 En sabor y textura
La acidez aporta tensión y equilibrio frente al alcohol y la fruta. Sin ella, un vino puede sentirse plano y pesado.
🎨 En color
En los tintos, un pH bajo ayuda a mantener un color rojo brillante; un pH alto puede dar tonos más apagados o marrones.
⏳ En la guarda
Los vinos con buena acidez tienen mayor capacidad de envejecer, ya que se conservan mejor frente al tiempo.
Factores que determinan la acidez del vino
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Clima:
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Zonas frías → uvas con más acidez.
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Zonas cálidas → uvas con menos acidez, más madurez.
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Cosecha: la acidez disminuye a medida que la uva madura.
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Altitud: a mayor altura, noches frías → uvas con acidez más marcada (ejemplo: Querétaro o Mendoza).
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Vinificación: la fermentación maloláctica reduce acidez (convierte ácido málico en láctico).
Ejemplos en la copa
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Albariño de Rías Baixas (pH bajo) → explosión de frescura, cítrico y salino.
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Malbec de Mendoza (pH medio) → fruta negra intensa con equilibrio gracias a la altura.
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Cabernet Sauvignon de Napa (pH alto) → potente, maduro, redondo, ideal para maridajes con carnes.
Conclusión
El pH y la acidez no son solo datos técnicos: son la columna vertebral de un vino. Definen su frescura, su equilibrio, su capacidad de envejecer y hasta su color.
La próxima vez que disfrutes un vino vibrante que te haga salivar o un tinto maduro y redondo, recuerda que detrás de esa sensación está la ciencia del pH y la acidez.
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